El divorcio en sí no provoca problemas en los niños, al contrario de lo que ocurre en el divorcio que va unido a un conflicto interparental, a una falta de coparentalidad o a un clima familiar inadecuado. Es una de las conclusiones de la investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Priscila Comino, que ha comparado datos de 416 niños de edades comprendidas entre los 4 y los 18 años, hijos tanto de padres casados como divorciados.
Los problemas de un niño de padres divorciados no se diferencian del que tiene a sus progenitores casados, siempre que los padres se hayan adaptado positivamente a su situación. Es el divorcio mal llevado por los progenitores lo que puede acarrear problemas de conducta en el niño.
Los problemas de un niño de padres divorciados no se diferencian del que tiene a sus progenitores casados, siempre que los padres se hayan adaptado positivamente a su situación. Es el divorcio mal llevado por los progenitores lo que puede acarrear problemas de conducta en el niño.
Priscila Comino es miembro del grupo de investigación Harremanak, perteneciente a la UPV/EHU, que lleva a cabo un programa de educación parental conocido como “Gurasoak”. En él se trabaja con los progenitores con el fin de que el resultado repercuta en los niños.
Durante el estudio, los progenitores contestaron datos de tipo sociodemográfico. Después, a los padres divorciados se les pasó un cuestionario de adaptación al divorcio, y tanto a divorciados como a casados se les sometió a la prueba CBCL (Child Behaviour Checklist). A través de 13 ítems con 113 conductas se obtuvo una medida de los problemas de conducta de los hijos, como la introversión, los problemas de atención o la conducta delictiva.
Si bien es cierto que el bienestar psicológico es más favorable en el caso de los hijos de progenitores casados, la adaptación de los propios progenitores al divorcio permite que los hijos no desarrollen problemas de conducta. Así, el divorcio sólo supone un problema cuando se asocia a otros factores de riesgo, como el conflicto interparental, una coparentalidad inadecuada, cambios en las rutinas diarias del niño o problemas psicológicos de los padres.
Durante el estudio, los progenitores contestaron datos de tipo sociodemográfico. Después, a los padres divorciados se les pasó un cuestionario de adaptación al divorcio, y tanto a divorciados como a casados se les sometió a la prueba CBCL (Child Behaviour Checklist). A través de 13 ítems con 113 conductas se obtuvo una medida de los problemas de conducta de los hijos, como la introversión, los problemas de atención o la conducta delictiva.
Si bien es cierto que el bienestar psicológico es más favorable en el caso de los hijos de progenitores casados, la adaptación de los propios progenitores al divorcio permite que los hijos no desarrollen problemas de conducta. Así, el divorcio sólo supone un problema cuando se asocia a otros factores de riesgo, como el conflicto interparental, una coparentalidad inadecuada, cambios en las rutinas diarias del niño o problemas psicológicos de los padres.
FUENTE: APRENDEMAS.COM
Eva del Amo - Redacción Aprendemas
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