En las últimas semanas las noticias de nuestro país han expuesto un grave problema, que si bien no es nada nuevo, si ha resurgido con fuerza tras la pandemia: los grupos organizados y violentos de carácter juvenil, de las que actualmente se tiene constancia de más de 600 grupos según datos del Ministerio del Interior y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
NOTICIA: Radiografía de la violencia juvenil en España: 600 bandas en España, 117 detenidos y Madrid como epicentro (elperiodico.com)
Ya en 2018, Carles Feixa, catedrático de Antropología Social del Departamento de Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra y director del proyecto TRANSGANG publicó varios informes con los primeros resultados de una investigación centrada en estudiar e intervenir sobre las bandas juveniles, avisando que en caso de los conocidos como MENAS (menores no acompañados) era una bomba de relojería que explotará en 5 o 10 años. Ya caso han pasado esos 5 años de la cuenta atrás.
El origen de TRANSGANG es el estudio de las bandas transnacionales como agentes de mediación, para tratar de responder a la persistencia de grupos de jóvenes de la calle (las llamadas 'pandillas') que son vistos como problemáticos. El eje central del proyecto es la mediación, entendida como el conjunto de técnicas y procedimientos para hacer frente a los conflictos dentro del grupo, entre grupos, o entre los grupos y el entorno social.
Los pandilleros son agentes activos en este proceso, interactuando con otros agentes, a modo de co-mediación, sin olvidar los procesos de mediación específicos de las culturas nativas involucradas en la investigación como las encontradas en los países árabes. Específicamente, nuestra prioridad es encontrar formas de mediación que utilicen los lenguajes de la cultura juvenil, como la música, la danza, el arte, los medios, la actuación, el deporte y otras actividades cotidianas que experimentan los jóvenes.
TRANSGANG quiere demostrar que las pandillas han sido y pueden ser agentes de mediación, aprendiendo de las experiencias exitosas, pero también investigando las barreras y fallas en estos procesos. Actualmente colaboran con el proyecto jóvenes que han pertenecido o pertenecen a grupos juveniles de calle. Sus historias de vida son ejemplos de resistencia y resiliencia, dos tipos de experiencias que estamos estudiando: cómo sobrevivir en condiciones de exclusión social y cómo reaccionar ante la adversidad con la ayuda del grupo.