A diario, nos levantamos con el corazón sobrecogido por la violencia que se ha adueñado de nuestro catalogado como lugar seguro, “el colegio”, al cual le hemos asignado el deber de educar y formar a nuestra sociedad. Pero nos hemos parado a pensar, ¿que se esconde detrás del famoso “bullying”?, ¿cómo se manifiesta? y sobretodo, lo más importante. ¿Qué enmascaran estas acciones tanto en el que las sufre cómo en el que las realiza?
El nuevo término/etiqueta de “bullying” de origen anglosajón hace referencia al acoso físico o psicológico al que somete o someten de forma continuada, a un alumno sus compañeros, es decir, entre iguales.
Este fenómeno se caracteriza por la intimidación del abusador sobre la víctima, dentro del ámbito escolar. El perfil de la persona acosadora, puede tener distintos matices, pero en la mayoría de los casos, en el entorno familiar encontramos muchas respuestas que nos pueden servir para indagar en el porqué para rectificar las conductas.
La superioridad que siente el acosador la primera vez que intimida a su victima y percibe como le tiene miedo y sufre, hace que crezcan su ego aumentando la probabilidad de que reincida en el acoso. La exposición de la victima de manera continuada a este tipo de vejaciones, conlleva consecuencias muy graves a nivel psicológico, llegando incluso al límite de “dejar de vivir” para liberarse de su sufrimiento.
El no sentirse parte del grupo, las continuadas faltas de respecto, insultos e incluso agresiones físicas, hacen que las víctimas de acoso escolar no disfruten de una calidad de vida saludable tanto física como psicológica. Como consecuencia de ello, en numerosos casos reales, cuando llegan a la etapa adulta, se han convertido en acosadores, transformando pueden convertirse en personas maltratadoras convirtiéndose en el monstruo al que tanto temieron en su infancia.
Como efectos negativos en la salud física y psíquica detectados en víctimas de bullying se percibe:
1. Estrés, alteraciones del sueño y alimentación, que se producen no sólo durante la época escolar, sino que se mantienen años después.
2. Ansiedad y depresión. Algunos estudios realizados señalan que las víctimas de acoso presentan mayor probabilidad de padecer agorafobia, trastorno de ansiedad generalizado y crisis de pánico. Así como depresión y de aislamiento social.
3. Pueden presentar transtornos de somatización en los que la víctima se que quejan de forma reiterada de dolores y malestar de diversa índole, los cuales no tienen un origen físico identificable.
4. Problemas en la socialización, a nivel familiar y escolar, así como en el futuro laboral, pues presentan un peor desempeño en habilidades sociales y comunicativas.
5. Falta de interés por la vida, traducido a un mayor riesgo de presentar conductas suicidas como consecuencia del sufriendo causado por los abusos y hostigamientos padecidos.
Podemos ver claramente que no es un tema menor que se deba tomar a la ligera, requiere de toda la atención como sociedad, y exige de alguna manera que los centro educativos apuesten por contar entre su personal con profesionales formados en materia de resolución de conflictos que puedan trabajar en la prevención y resolución de este tipo de situaciones, apostamos pues por la Mediación Escolar.
Para cerrar esta entrada, te pedimos que le dediques 5 minutos al siguiente vídeo. Con el título de “El Despertar”, el corto realizado por alumnos de 6º de Primaria y editado por Isabel Izquierdo y Corinne Junquera, busca ofrecer valores como la empatía, la igualdad y el respeto. Un buen comienzo para luchar contra el Bullying.
Por Yolanda Muñoz y Elena Ordóñez
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